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Foto: Clínica Shaio
65 años de la Clínica Shaio, en el corazón de los colombianos
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En 1957 se empezó a escribir un capítulo de la medicina en el país, cuando la Fundación Clínica Shaio, el primer centro cardiovascular de Colombia, abrió sus puertas. Con muchas ganas y poco presupuesto, esta institución fue consolidándose como referente en el mundo para el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de pacientes con enfermedades del corazón.

Fueron los doctores Fernando Valencia y Salomón Perlman, el primero, cardiólogo del empresario y filántropo sirio don Abood Shaio y el segundo, su amigo personal, quienes lo convencieron de donar seiscientos mil pesos de la época para comprar el terreno y construir la primera estructura: una especie de pesebrera con doce camas, una sala de cirugía, Rayos X, consulta externa, oficina y cocina.

Ellos, junto al Dr. Vejarano y muchos más médicos que creyeron en este proyecto, crearon un espacio para ejercer la cardiología, un lugar único donde se ha gestionado el conocimiento y una nueva manera de entender y aplicar la medicina.

El pasado no asegura el futuro

Si bien la historia de la Clínica Shaio ha estado llena de hitos que la han hecho pionera en la realización de procedimientos e implementación de tecnologías, para su director general, el Dr. Gilberto Mejía, lo mejor que se puede rescatar de su pasado y que la proyecta al futuro es precisamente uno de sus pilares estratégicos: utilizar la investigación y la educación para crear conocimiento y salvar vidas.

Porque salvar vidas sigue siendo un reto como el primer día, quizá hoy se tiene a la mano no solo el legado de lo que los predecesores dejaron en el ADN de Clínica, sino la convicción de ir a la vanguardia en innovación y conocimiento, para ofrecer una atención médica con la más alta tecnología y calidad puesta al servicio de la salud de los pacientes.

Hablar de la Clínica Shaio es también tener como referente a un grupo multidisciplinario de profesionales que trabaja en equipo, y que está en la capacidad de atender patologías en el área cardiovascular, neurovascular y de alta complejidad, basada en la mejor evidencia disponible en ese momento, buscando el mejor resultado para el paciente.

Tecnología al alcance de los pacientes

 

La Clínica Shaio siempre ha buscado en sus especialidades que los pacientes tengan los últimos desarrollos tecnológicos que hay en el mundo, que la gente que se entrena también vea estos desarrollos tecnológicos y no se imaginen lo que está sucediendo a través de libros o artículos: “toda la tecnología a la que le hemos venido apostando es de última generación y mínima invasión, para que al hacer intervenciones los pacientes tengan una recuperación más rápida y menos dolorosa, que el pronóstico sea positivo y que la integración a su vida normal se dé lo más pronto posible”, afirma el Dr. Mejía.

 

De esta manera, se cuenta con tecnologías que permiten llegar con mínimas incisiones, o aún sin ellas, a lo más profundo del cuerpo humano, y lograr hacer un tratamiento más exacto y específico, como con el asistente robótico da Vinci Xi, para cirugías de corazón, tórax, urología, coloproctología y generales; Gamma Knife Perfexión y, próximamente, su más reciente versión Icon, para el tratamiento de lesiones cerebrales; angiógrafos que permiten intervenir muy rápidamente a los pacientes; tomógrafos con menor radiación y mejores imágenes diagnósticas; diferentes tipos de láser para tratar a los pacientes en cirugías muy específicas, y tecnología GPS, entre otras.

 

Los próximos años

La Clínica está convencida de que, para lograr los mejores resultados, se debe fortalecer la cultura de la excelencia, y ser comparados con las mejores instituciones del mundo: “no es el hecho de decir que somos los mejores, sino medirse y comparase para crecer”, señala el Dr. Mejía.

También seguirá invirtiendo en adquirir la mejor tecnología e insumos, para brindar las mejores condiciones a sus colaboradores, capacitarlos y entrenarlos, para ofrecer un servicio de la más alta calidad a sus pacientes; generar conocimiento a través de investigación; proyectarse como hospital universitario, y realizar prácticas empresariales sostenibles que impacten de manera positiva en lo social, lo económico y lo medioambiental.