La adopción de medidas no farmacológicas para prevención y control de la COVID-19, como el distanciamiento social, el uso de mascarillas y el lavado de manos, incidieron directamente en una disminución importante de las enfermedades infecciosas de transmisión respiratoria.
Franklin Prieto Alvarado, director de Vigilancia y análisis del riesgo en salud pública del Instituto Nacional de Salud, explicó que era de esperarse que dichas medidas también sirvieran para controlar esas enfermedades: Por ejemplo, en varicela: como la mayoría de nuestras medidas no farmacológicas para COVID tienen que ver con transmisión respiratoria, entonces nos protegieron también de tener casos de varicela; igual pasó con todas las enfermedades de transmisión respiratorias, que disminuyeron. Incluso un grupo de enfermedades respiratorias como la influenza también se llevó a una disminución importantísima. Ese es el primer dato relevante: aquellas enfermedades infecciosas que tienen relación con transmisión respiratoria se disminuyeron, incluso de manera más grande que pudo haber disminuido COVID en algunos momentos, más porque la experiencia previa con COVID era cero.
El sistema de vigilancia colombiano monitorea un grupo de 106 enfermedades, ahora 107 con la inclusión de la COVID-19. Hace poco se recopiló información de lo que había pasado durante pandemia en cuatro categorías de análisis, la primera de las cuales fue la mencionada de enfermedades de transmisión respiratoria impactadas con medidas para el SARS-CoV-2.
La segunda categoría de análisis corresponde a las mediciones en eventos relacionados con salud mental, específicamente en violencia de género e intento de suicidio, tal como lo indicó Prieto Alvarado: “Durante el confinamiento y posterior a él, no observamos aumento —del riesgo—. Sin embargo, después, con la crisis social o la crisis en la salud mental de los colombianos, sí empezamos a ver un aumento en escalas que luego empieza a disminuir. Cabe recordar el llamado de la Organización Mundial de la Salud: nuestra gran preocupación pospandémica debe estar alrededor de la salud mental”.
La tercera categoría recoge los eventos que al parecer por la pandemia se rezagaron en el control y podrían ocasionar que se adelanten determinadas situaciones de salud, tal como lo señaló el directivo: “Nosotros esperamos ciclos de dengue cada tres años, como es natural en nuestros países del trópico; lo esperábamos para el primer trimestre del año 2022, pero el ciclo se adelantó unos meses y se presentó a fines de 2021. También esperamos que en las enfermedades respiratorias empiecen a emerger las otras infecciosas, como el virus sincitial respiratorio que ya emergió y la influenza que ya en el hemisferio norte causa una afectación cada vez mayor. Entonces el tercer grupo son aquellas enfermedades que de pronto se adelantaron a su ocurrencia habitual”.
Finalmente, la cuarta categoría de análisis corresponde a algunos eventos que podrían expresar dificultades por el miedo de la gente de acceder al servicio de salud y no consultar oportunamente, como lo indicó Prieto Alvarado: “Entre ellos está la morbilidad materna extrema o eventos relacionados con gestación, la sífilis gestacional; también la leucemia, la tuberculosis, el VIH. Hubo retraso en la atención porque había necesidad de acceso a ciertos servicios, la gente tenía acceso a la telemedicina, pero a medida que se van liberando los servicios en 2022 veremos un aumento de esos eventos. Ahora, cuando comparamos con 2019, el año prepandémico, estamos en un nivel más o menos similar”.
En síntesis, resume Prieto Alvarado lo siguiente: “Las enfermedades de transmisión respiratoria disminuyeron, con un impacto que se suma a los procesos de vacunación. Vemos una afectación de la salud mental de los colombianos, al igual que se está dando alrededor del mundo por muchas razones como las económicas, familiares, pérdida del contacto de relaciones sociales, el miedo. Se adelantaron algunos fenómenos de salud que esperábamos un poco más tarde. Y hubo rezago en la prestación de algunos servicios de salud que se van subsanando, a medida que se vuelve a la normalidad”.
El epidemiólogo aclaró “Si bien la concentración fue alrededor de la pandemia, gran parte de las medidas en otros órdenes ayudaron a que el impacto de las otras enfermedades no fuera tan fuerte, contrario a lo que pasa con otras emergencias grandísimas, como un terremoto o una inundación, donde se pierden completamente las cadenas de atención; curiosamente, en este caso las cadenas de atención fueron fortalecidas. De hecho, el país tiene una estrategia fuerte de teleasistencia y telemedicina, que le llevó a ser una de las de más desarrollo en toda la región”
Y agregó “Algunas acciones de prevención y control vienen con rezago, como las de vacunación del Programa Ampliado de Inmunización (PAI) en los niños; el control prenatal, porque las mujeres gestantes empezaron a tener miedo de acceder a los servicios por el miedo a contagiarse de COVID. Esto llevó a crear estrategias y alternativas para que quienes deben asistir presencialmente a servicios de salud, lo hagan. Y se debe fortalecer toda la estrategia de Salud Mental, el gobierno nacional viene haciendo hincapié en ello a lo largo y ancho del país”.
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