La diabetes es una enfermedad crónica y silenciosa que afecta a cerca de 62 millones de personas solo en las Américas. Según el Panorama Panamericano de la Diabetes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), casi la mitad de los pacientes (44,7%) está sin diagnosticar, una cifra preocupante dadas las complicaciones causadas por esta enfermedad.1
En Colombia, se estima que 3 de cada 100 colombianos padecen diabetes, y que el 59.54% son mujeres2. Adicionalmente, según el Ministerio de Salud, la mortalidad por diabetes en el país ha experimentado un aumento del 445.6%3. Esta enfermedad se ha convertido en una de las principales causas de fallecimiento para las personas de entre 30 y 70 años en el país.
Además de la diabetes tipo 2, el tipo más prevalente de la enfermedad (90% de los casos), también existe la diabetes tipo 1. En la diabetes tipo 2 existe resistencia a la insulina, producida por el páncreas, y se recomienda el uso de medicamentos orales, así como modificaciones en el estilo de vida. En los pacientes con diabetes tipo 1, se produce una destrucción de las células del páncreas que se encargan de la producción de insulina, por lo que en estos casos el tratamiento se basa en la insulina.
Es importante generar consciencia sobre la importancia de realizar exámenes periódicos de rutina, especialmente en pacientes que tienen factores de riesgo. Aunque la enfermedad es conocida, el subdiagnóstico sigue siendo un problema de salud pública, dice el Dr. Fernando Valente, endocrinólogo y profesor de Endocrinología en la Facultad de Medicina ABC, quien enumera algunos mitos y verdades:
Las dos formas más conocidas de diabetes es la tipo 1, en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina, y la tipo 2, que afecta la forma en que el cuerpo procesa la glucosa, apareciendo cuando el cuerpo no puede usar adecuadamente la insulina que produce.
La tipo 1 es una enfermedad aguda y autoinmune que se manifiesta principalmente a través de síntomas típicos como la pérdida de peso, la sed excesiva, la necesidad de orinar con frecuencia y el cansancio, según Fernando Valente. «Cuando se diagnostica, comúnmente en niños y adolescentes, el paciente suele haber perdido entre el 80% y el 90% de la función del páncreas», explica. Por otro lado, La tipo 2, según el endocrinólogo, es más frecuente en adultos, sobre todo a partir de los 40 a 45 años.
«En el caso de la prediabetes, es posible revertir la situación. Se indicará al paciente que se someta a un seguimiento médico adecuado para asegurar que no desarrolle diabetes. La persona puede volver al nivel normal de glucosa. La afección tampoco presenta síntomas, pero se puede diagnosticar con las mismas pruebas de laboratorio que se utilizan para diagnosticar la diabetes. Es por es, que las pruebas de detección son tan importantes para todas las personas mayores de 45 años o antes en presencia de factores de riesgo. Recordando que, una vez diagnosticada, la diabetes no tiene cura», dice.
Fernando Valente advierte: la glucosa agudamente alta es extremadamente peligrosa y puede provocar numerosas complicaciones, que van desde la ceguera hasta el coma diabético.
Además, otras posibles complicaciones son la retinopatía diabética, que puede llevar a la ceguera, el desarrollo de enfermedad renal crónica y posteriormente la insuficiencia renal, lo que lleva al paciente a la necesidad de un trasplante. También destaca la neuropatía diabética, que conduce a un deterioro de los nervios y puede resultar en un mayor riesgo de amputación. «Debido a la neuropatía, es posible que la persona no sienta una lesión grave y tenga complicaciones. La diabetes es, por lo tanto, la mayor causa de amputación de extremidades», dice el médico.
Valente refuerza que, incluso después del diagnóstico, los exámenes de seguimiento son esenciales. El médico también recomienda un seguimiento multidisciplinario con un nutricionista, un educador físico y un psicólogo. «Incluso si el paciente no tiene síntomas, es necesario realizar pruebas periódicas para detectar complicaciones crónicas». El médico también recomienda a los pacientes evitar el estrés, el tabaco y mantener buenos hábitos, con una alimentación adecuada y actividad física regular.
«Los estudios5 demuestran que mantener los niveles de azúcar en la sangre cerca de lo normal, medidos por la prueba de hemoglobina glicosilada, reduce en gran medida el riesgo de complicaciones. Por lo tanto, la prueba de HbA1c es extremadamente importante para dar seguimiento a quienes ya tienen un diagnóstico de diabetes. Esta es la opción más adecuada para proporcionar una visión amplia de la eficacia de los planes de tratamiento y las opciones de estilo de vida. Reducir los niveles de hemoglobina glicosilada ayuda a prevenir enfermedades oculares, renales y nerviosas causadas por la diabetes», explica Thais Leonel, especialista en asuntos médicos clínicos de Siemens Healthineers.
Referencias:
1 e 3: IDF Diabetes Atlas. 2021. IDF Diabetes Atlas. 10ed. Brussels, Belgium; 2021 Disponible en: https://www.diabetesatlas.org Acesso em: 6 nov. 2023
https://minsalud.gov.co/Paginas/Tres-de-cada-100-colombianos-tienen-diabetes.aspx
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